Suma y sigue y como los cangrejos vamos hacia atrás. En el año 2010, el 3 de mayo cayó la nevada más grande de todo el invierno. Este año ha vuelto ha suceder lo mismo ¿será cíclico?
Los de Maraña están acostumbrados a estas nevadas tardías y siempre te dicen "ya nevará otra vez". Hemos conocido otra frase estos días que dice "Al invierno no se lo comió el lobo" porque siempre está ahí. El problema es que este invierno aparece a destiempo y si la nieve caída estos días no sirve para disfrutar, al menos la tierra y los embalses la agradecerán.


Sin embargo los árboles y plantas nos dicen lo contrario. La nieve para el invierno y la lluvia para la primavera.


El peso de la nieve los tumba y aplasta, como les ha pasado a los pobres cedros, el viento empuja, la nieve se acumula y sus troncos flexibles se pliegan hasta el suelo. Amanecen tapados al igual que los bojs y acebos, las escobas y cornejos. Todos se acuestan sobre la nieve para que les tape otro manto.


 Algunos rompen, otros no. Es como una lotería.


Para los aficionados a la montaña esto es un contratiempo que nos retrasa la vuelta a las cumbres. Esta nieve es muy traicionera al ser muy húmeda, resbaladiza y propensa a provocar aludes de fusión. No es aconsejable venturarse por arriba si anda todo tan inestable. Pero bueno, tampoco hay que cerrarse a nada y cuando se asiente y despeje lo veremos de otro color.

Que no engañe la vista, fue un espejismo pasajero...

 De todas formas, sin hablar de metereología ni de vegetación, el manto blanco es una maravilla para la vista. Así que os mostramos unas fotos de las cabañas cubiertas de nieve. Esperamos que os guste.

la nieve según cae se derrite y cae por los tejados con todo su peso...
¡¡¡Si al caer te pilla debajo!!!
A punto han estado de salir las flores del cerezo, ahora se han vuelto a meter...
Esta terraza es buena para tomar una cerveza al sol, así casi que no!
¡pasa, pasa!
Al amigo cornejo le gusta la nieve...
La cuerda marca el camino, no te salgas...
Lo mejor de la nevada es que te pille al calor de la cabaña y verlo por sus ventanas.
Poco a poco cae, se pliega y hace una ola perfecta.
Los árboles grandes sobresalen, los pequeños sabemos que están por las estacas.
¡Qué gusto estar a cubierto!
La Peña Hoguera impasible y fría.
¿Quién pone la mesa?
Uf, la chimenea está apagada ¡habrá que encenderla!

Con la pala cortamos la nieve saliente, ahí se ve lo que ha caído...
Un rayo y la montaña aparece, una sombra y la cabaña apetece!